Aunque el titular de este post está enfocado a la lectura y pone el acento en los niños, a los que nos referiremos al final, todo lo que sigue es aplicable a cualquier hábito y persona, así que no dejéis de leerlo, porque resulta extremadamente interesante.
Todo empieza con una historia que ocurrió hace más de 70 años…
Maxwell Maltz era cirujano plástico en la década de 1950 cuando comenzó a notar un patrón extraño entre sus pacientes… Y es que cuando el Dr. Maltz realizaba una operación, como una cirugía de nariz, por ejemplo, descubrió que el paciente tardaba unos 21 días en acostumbrarse a ver su nuevo rostro. De manera similar, cuando a un paciente le amputaban un brazo o una pierna, Maxwell Maltz notó que el paciente sentía un miembro fantasma durante aproximadamente 21 días antes de adaptarse a la nueva situación.
Estas experiencias llevaron a Maltz a pensar en su propio período de adaptación a los cambios y nuevos comportamientos, y notó que también tardaba alrededor de 21 días en adquirir un nuevo hábito. Maltz escribió sobre estas experiencias y dijo: “Estos y muchos otros fenómenos comúnmente observados tienden a mostrar que se requiere un mínimo de aproximadamente 21 días para que una imagen mental vieja se disuelva y una nueva se solidifique”.
En 1960, Maltz publicó esa cita y sus otros pensamientos sobre el cambio de comportamiento en un libro llamado Psycho-Cybernetics. El libro se convirtió en un éxito de taquilla, vendiendo más de 30 millones de copias.
Y fue entonces cuando comenzó el problema…
En las décadas que siguieron, el trabajo de Maltz influyó en casi todos los principales profesionales de «autoayuda», desde Zig Ziglar hasta Brian Tracy y Tony Robbins. Y a medida que más personas recitaban la historia de Maltz, como ocurre con el «Juego del Teléfono», donde los participantes van susurrando los unos a los otros una frase hasta que llega al último totalmente desvirtudada; la gente comenzó a olvidar que dijo «un mínimo de unos 21 días» y lo sustituyó por «Se necesitan 21 días para formar un nuevo hábito».
Y así fue como la sociedad comenzó a difundir el falso mito de que se necesitan 21 días para formar un nuevo hábito (o 30 días o algún otro número mágico). Es notable la frecuencia con la que estos plazos se citan como hechos estadísticos. Lección peligrosa: si suficientes personas dicen algo las veces suficientes, todos los demás comienzan a creerlo.
Tiene sentido por qué se propagaría el mito de los “21 días”. Es fácil de entender. El marco de tiempo es lo suficientemente corto para ser inspirador, pero lo suficientemente largo para ser creíble. ¿Y a quién no le gustaría la idea de cambiar su vida en tan solo tres semanas? ¿Os imagináis adquirir el hábito de ir al gimnasio en sólo ese tiempo?
Pero el problema es que Maxwell Maltz simplemente estaba observando lo que sucedía a su alrededor y no estaba haciendo una declaración de hecho. Además, se aseguró de decir que ese era el tiempo mínimo necesario para adaptarse a un nuevo cambio.
Y vino un estudio científico a dar respuesta a la pregunta de cuánto tiempo se tarda realmente en desarrollar un hábito…
Para responder a la pregunta de cuánto tiempo se tarda realmente en desarrollar un nuevo hábito desde un punto de vista científico, podemos acudir al estudio elaborado por Phillippa Lally. Esta señora es investigadora de psicología de la salud en el University College London. En un estudio publicado en el European Journal of Social Psychology, Lally y su equipo de investigación decidieron averiguar cuánto tiempo se tarda realmente en formar un hábito.
El estudio examinó los hábitos de 96 personas durante un período de 12 semanas. Cada persona eligió un nuevo hábito para las 12 semanas e informó cada día si hizo o no el comportamiento y cómo de automático se manifestó dicho comportamiento.
Algunas personas eligieron hábitos simples como “beber una botella de agua con el almuerzo”. Otros eligieron tareas más difíciles como “correr durante 15 minutos antes de la cena”. Al final de las 12 semanas, los investigadores analizaron los datos para determinar cuánto tiempo le tomó a cada persona pasar de comenzar un nuevo comportamiento a hacerlo automáticamente.
Y la respuesta fue…
En promedio, se tarda más de 2 meses antes de que un nuevo comportamiento se vuelva automático, 66 días para ser exactos. Y el tiempo que tarda en formarse un nuevo hábito puede variar mucho según el comportamiento, la persona y las circunstancias. En el estudio de Lally, las personas tardaron entre 18 y 254 días en formar un nuevo hábito.
En otras palabras, si desea establecer sus expectativas de manera adecuada, la verdad es que probablemente le llevará entre dos y ocho meses construir un nuevo comportamiento en su vida, no 21 días.
Curiosamente, los investigadores también encontraron que «perder una oportunidad de realizar el comportamiento no afectó materialmente el proceso de formación del hábito». En otras palabras, no importa si te equivocas de vez en cuando. Desarrollar mejores hábitos no es un proceso de todo o nada.
Y la lectura positiva que podemos hacer de todo esto es…
Hablemos de tres razones por las que esta investigación es realmente inspiradora:
En primer lugar, no hay razón para criticarte si intentas algo durante unas semanas y no se convierte en un hábito. ¡Se supone que te llevará más tiempo que ese! No hay necesidad de martirizarse si no puedes adoptar un comportamiento en 21 días exactos.
En segundo lugar, no tienes que ser perfecto. Cometer un error una o dos veces no tiene un impacto medible en sus hábitos a largo plazo. Es por eso que debe tratar el fracaso como un científico, darse permiso para cometer errores y desarrollar estrategias para volver a encarrilarse rápidamente.
Y tercero, adoptar plazos más largos puede ayudarnos a darnos cuenta de que los hábitos son un proceso y no un evento. Tienes que abrazar el proceso. Tienes que comprometerte con el sistema.
Comprender esto desde el principio hace que sea más fácil administrar las expectativas y comprometerse a realizar mejoras pequeñas e incrementales, en lugar de presionarse a uno mismo para pensar que tiene que hacerlo todo de una vez.
¿Y qué pasa con el hábito de lectura en los niños, que era el título de este post?
Pues la conclusión a la que queríamos llegar es que debemos ser pacientes con nuestros peques. No cejar en el empeño y disfrutar del proceso. Leer, leer y leer. Esto, con paciencia, llevará a nuestros peques a crear el importantísimo hábito de lectura. En CartaCuentos dosificamos la lectura a través de un formato novedos: cartas que el/la peque recibe. Estas cartas incluyen cuentos en los que nuestro peque es el protagonista en primera persona. Y, además, la lectura de cada carta le lleva a buscar una pista oculta en su propia casa. ¿Te animas a que lo pruebe? 😉